miércoles, 6 de mayo de 2009

SUENAN LAS CAMPANAS OTRA VEZ...OHH OH OHH


Leí hoy que un famoso párroco de la la ciudad de Miami, Fl, famoso no sólo frente a sus feligreses sino además frente al público general ya que el mismo conducía un peculiar programa tipo panel, mas uno o dos programas radiales, fue sorprendido por los lentes de un paparrazzi en situaciones impropias para un sacerdote, aunque extremadamente comunes para cualquier otro mortal del genero masculino.


A mi realmente me extraña sobremanera el clamor que este tipo de situaciones provoca en la opinión pública. Por este tipo de situación refiero a aquellas que son propias a un hombre pero impropias a un sacerdote, ya que demás esta decir que contra esos pedófilos y pederastas son bien merecidos todos los castigos y las reprensiones ya que su condicion de sacerdotes agravan aún más su crimen, ya que se aprovechan de la confienza en ellos depositada.


La reprimenda contra esas acciones como las ahora referida que se las otorgue la iglesia mediante los únicos medios de que disponen: la excomunión y el retiro de las filas sacerdotales, porque en el fondo, hizo algo “malo” ese hombre??! Es decir, es “malo” que un hombre, digamos, se enamore? De suponer que los actos malos son malos per se, sin importar la persona quien los cometa, es decir, si yo mato soy malo y si matas tu también lo eres, cómo podría ser que el mismo acto genere distinta connotación moral dependiendo la persona quien lo cometa?. Ese hombre no hizo nada “malo”, al contrario hizo lo que naturalmente se esperaría de todo hombre, ya que lo anormal, en términos biológicos, sociológicos y antropológicos, es precisamente el estado en que se encontraba, forzando a la naturaleza, al final, la naturaleza tiene siempre tiene la última palabra.


Es como que un león al que siempre le han forzado a comer purina, un día se desate y pruebe la carne de una ternera; no por nada le incluimos dentro de la clase de los carnívoros, la carne le es natural. Así cómo al león que el gusto por la carne le es natural, el hombre posee ciertas marcas distintivas y una de ella lo es su apetencia carnal, su ansia de amor y de propagar sus genes, ésta última incluso evolutivamente adquirida y de la cual es difícil librarse por que trabaja en el subconsciente.


En fin, casos como éstos como el del padre Alberto no provocan en mí ningún tipo de reproche es más, creo que mejor me dan satisfacción ya que valido una vez más que la naturaleza no se equivoca. Para mí, mas valen los consejos de un párroco que conoce por experiencia personal la intríngulis de la convivencia con el genero opuesto que uno que sólo la conoce por referencia, y es por ello que los pastores de otros cultos para mí le llevan ciertas ventajas, claro, los padres le llevan el aleccionamiento, disciplina y conocimientos en general.