Existe un tiempo de mí vida que no se precisar a quien pertenece. Es un tiempo donde la vida aun no inicia ni tampoco aspira comenzar. Un tiempo que incluso lo está cuantificado: 7 minutos, o si prefieren otra medida, 420 segundos. Son los 7 minutos que siguen al momento en que mi celular dispara la alarma todos los días, se que son 7 los minutos no porque los note ya que para mí no existen porque no son míos, sino, por la diferencia entre la hora efectiva en que me apresto a levantarme y la hora de la alarma.
En ese espacio de tiempo la vida no es vida. Si el hilo conductor del mundo de mí dependiera pues lastima me daría la humanidad ya que caería al abismo. Durante dicho intervalo no hay responsabilidad que tenga cabida en mí subconsciente, nada vale, ni familia, ni trabajo, ni amigos, ni pareja, ni siquiera mi yo consciente opera control, realmente no se quien gobierna en dicho tiempo, ni qué parte de mi ser posee la jurisdicción de mis acciones, porque la única acción que ciertamente tiene cabida y sobre la cual no puede ejercer fuerza, ni yo ni nadie, es precisamente quedarme postrado en la cama, sumergido en un mundo idílico, lejos de ésta bella y a veces cruda realidad.
Suerte que sólo son 7 minutos…..porque, Ay del mundo si fueran mas!!! Dios no pudo ser más sabio, 7 minutos de gracia me dio para vivir no viviendo. Ya para el minuto 6 todas las condiciones y circunstancias que componen este espacio de fatalidad que llamamos vida, empiezan, paulatinamente, a imponerse, familia, trabajo, responsabilidad, etc….hasta el punto que mí yo conciente consigue pleno control de mis acciones y de inmediato emprende la batalla al nuevo día que se me muestra.
Cuantos minutos de nadie tendrán mis semejantes?? Habrán quienes no tengan ninguno? Habrá aquel que sucumba en el tiempo de nadie y extienda los 7 minutos para toda una vida?? Quien lo sabe…..Solo 7 abruman a mi yo conciente, así como están son mas que suficientes.
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