lunes, 1 de diciembre de 2008

EL FRIO Y LA SABANA DE LA RUTINA


Recientemente he sido víctima de alguna socio patología, la cual especulo no he de ser yo el único que la padece. En efecto, este clima, repentinamente frío, al cual damos la bienvenida, ha creado en mí un impuso de abrigarme en la sabana de la rutina, la cual, para mí caso, esta cosida de diversas telas: el horario de trabajo, la comida, la siesta, el trabajo, el gimnasio, el tiempo del corazón, y por último, el sueño.


Si bien en un inicio, ésta rutina abrasadora en tiempos gélidos, podría considerarse como normal, no tanto en éste “invierno tropical” que nos visita, sino, en todo nuestro calendario, resulta que en mí caso, la combinación de este abrigo rutinario, ha reducido enormemente mi interés hacia menesteres quizás de mayor relevancia, como la lectura, la inquietud intelectual, la avidez de compañía, y como no, la alimentación de este blog.


Será que el invierno nos inserta en un capullo?? Será solo a mí? bueno sin ganas de dar respuesta a tales interrogantes empecé yo mismo por automedicarme, empecé con terminar un libro que me tenía loco, pasaba las paginas y el bendito libro no se acababa, imbuyéndome en sus aburridas páginas, no obstante a que era de mí autor favorito en los últimos años (José Saramago), fue como salir de un peso jejejjee tomando en cuenta que no me gusta dejar nada inconcluso, de inmediato me desabrigue más de la rutina empezando a leer otro del genero “novelas” y otro del genero “ensayos”, algo que me saque a flote de este frío rutinario y le traiga novedad a estos días invernales.


A todo aquel que padezca de similares síntomas pues le exhorto a que siga mi ejemplo, una buena forma de extraerse del calido abrazo de la rutina es darle cabida a la cultura abriéndole su más grande puerta que lo es la lectura, no nos dejemos arropar aún en tiempos de frío por la persuasiva rutina, evitemos nuestras inclinaciones de “hombre masa”, empleando la terminología del autor del libro del genero “ensayo” que ahora leo. Hay que forzarnos de vez en cuando.




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